ecoestadistica.com HAITIANOS EN LA HISTORIA DE CUBA: October 2005
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HAITIANOS EN LA HISTORIA DE CUBA

Saturday, October 22, 2005

PROTAGONISMO DEL HAITIANO EN CUBA (28-9-2005)

Por coincidencias históricas, las revoluciones de Haití y de Cuba triunfaron un primero de enero: la haitiana en 1804, la cubana en 1959.

Ambas sentaron un precedente en el hemisferio occidental: la haitiana, la primera revolución triunfante de esclavos negros, la cubana, la primera en convertir en libre su territorio en América Latina e iniciar la construcción de una sociedad socialista.

La presencia del haitiano en Cuba no ha sido todo lo pasiva que regularmente se tiende a pensar. Ha tenido, y tiene, un papel activo dentro de la formación de la nación cubana y su ulterior desarrollo.

La idiosincrasia, las creencias y conductas sociales, económicas, religiosas, culturales, artísticas, hábitos alimentarios, remedios para la salud y otras del haitiano se han engarzado en el entramado de esta nación antillana.

Numerosos hijos de aquel país y sus descendientes ofrendaron sus vidas en las gestas libertarias cubanas o alcanzaron lugares cimeros en la Guerra de Independencia, así como en los posteriores años de lucha contra regímenes dictatoriales.

Un ejemplo de esta afirmación lo es también Emilio Bárcena Pier, descendiente de haitiano, que se incorporó a la lucha guerrillera contra la tiranía de Batista y, junto con el Ejército Rebelde creado por la vanguardia que asaltó al cuartel Moncada, luchó bravamente. El perteneció a las tropas del querido y legendario comandante Ernesto Che Guevara, hasta caer heroicamente en combate.


Sangre de sus descendientes se derramó también, junto con la cubana, en las acciones internacionalistas en África y en otras regiones, en aras de la libertad de aquellos pueblos. Las filas de combatientes cubanos del Che en el Congo, en el año 1965, contaron con un haitiano (Adrien Sansaricq) y no pocos descendientes de esta etnia.

Y así fue cuando Cuba ayudó al pueblo angolano a defender su libertad de los intentos coloniales sudafricanos, o en muchos otros lugares combatiendo al enemigo colonialista e imperialista, o brindando el apoyo a la educación, a la salud, a las construcciones, al desarrollo económico de naciones hermanas del llamado Tercer Mundo.

Al igual que el resto del pueblo, están librando las batallas actuales de Cuba por la defensa y e triunfo definitivo de la justicia y de la razón.

CHICHO CUBA, DIRIGENTE SINDICAL DE ORIGEN HAITIANO (28-9-2005)

Un ejemplo de la participación haitiana en las luchas obreras cubanas lo constituyó Chicho Cuba, un descendiente de haitiano y gran dirigente sindical de los trabajadores agrícolas en la colonia Egipto, en el central Ermita (Costa Rica), del hoy municipio El Salvador, en la provincia de Guantánamo.

Nació en la década de 1920 en la colonia Egipto. Su padres, haitianos, habían llegado a Cuba en 1919 para trabajar, ganar algún dinero y regresar a su país. Pero el poco ingreso logrado les hizo permanecer más tiempo del concebido. Tenían un cuarto en el batey en Egipto y con el tiempo hicieron una casa más amplia.

Aún siendo un muchacho mostraba una atracción muy grande por el país donde había nacido. “Cuba, Cuba, Cuba” siempre le oyeron mencionar, por lo que contemporáneos de él le empezaron a llamar Chicho Cuba.

No pudo acudir permanentemente a la escuela. Asistió poco tiempo a una situada en la colonia Corralillo del propio central Ermita. Pero su tenaz decisión por aprender todo lo más que podía le hizo que leyera mucho, y su inteligencia innata le permitió conocer bastante sobre las matemáticas, el español y otras materias.

A pesar de su ascendencia y hablar el creole en su hogar haitiano, aprendió y pronunció muy bien el idioma español, sin que se le notara el acento extranjero.

La situación económica de su familia le hizo abandonar la escuela y dedicarse al único trabajo asequible entonces: el corte de caña.

En las faenas del corte recorrió prácticamente todas las zonas del central Ermita: lo hizo cercano al chucho del propio Egipto, en el Cuatro y Medio, Corralillo, La Doña, Puriales, Ojo de Agua, Santa Rita y otros cañaverales de esas colonias.

Era negro, de mediana estatura y de fuerte complexión; de carácter alegre y muy popular; noble y tranquilo con los amigos pero muy enérgico, activo y agresivo en el hablar con los que no lo eran.

Demostró con su valiente actitud, que los braceros haitianos no eran gentes que acataran dócilmente las arbitrariedades que se cometían contra ellos.

El Sindicato fue organizado en el central Ermita en el año 1940 para encausar las inquietudes y reclamos obreros y enfrentar las pésimas condiciones de trabajo y de vida a las que estaban sometidos ellos y sus familias.

La tonelada de caña se pagaba muy barata: 15 centavos en 1933, después 25 y llegó hasta 47 entre 1939 y 1940. Los cortadores pedían constantemente que se mejorara esta situación.

En la colonia Egipto se concentraban los elementos más combativos del central, y Chicho Cuba fue elegido como el Secretario General del sindicato allí, porque –al decir de trabajadores de aquel entonces- para ser dirigente de los obreros agrícolas tenía que ser guapo hasta más no decir.

Chicho Cuba se reunía con los obreros y analizaban la situación imperante, planteando lo que debían exigir a los patronos.

En el año 1944 los cortadores de caña no resistieron más el bajo nivel de pago por su trabajo y las condiciones de vida a que estaban sometidos.

El día 6 de abril unos 800 macheteros que cortaban en Arroyo Manteca y otros lugares se organizaron en una marcha desde los campos de caña hacia las oficinas del central Ermita para exigir un aumento.

Al frente de ellos marchaba Chicho Cuba.

Los mayorales dieron el aviso a la oficina del central exagerando la situación: advirtieron que los obreros tenían intención de incendiar el ingenio.

Fue llamado entonces el Escuadrón 12 de Cuneira, cuyos efectivos tomaron posesión de los caminos Quita Calzones y otros por donde se dirigían los manifestantes.

Al aparecer estos empezaron a disparar contra ellos: primero al aire y después fueron bajando el nivel de dirección de sus fusiles hasta hacerlo contra los trabajadores.

En las zonas de la cañada de Hongolo Songo cayó abatido Chicho Cuba. Murió al instante, con sus brazos levantados cuando alentaba a sus compañeros.

Fue sepultado en el cementerio La Viuda, en el propio central Ermita.

Como él se encuentran otros haitianos, jamaicanos y sus descendientes que participaron, codo con codo, con los trabajadores cubanos en sus luchas sindicales.

EMILIO BARCENA PIER, BALUARTE DE LA REVOLUCION CUBANA (30-11-2004)

En el seno de una familia de inmigrantes haitianos llegados a Cuba como fuerza de trabajo barata nació el 24 de septiembre de 1926 Emilio Bárcena Pier.

Sus padres: Estilita Bárcenas y Clemente Pier, habían emigrado hacia Cuba en búsqueda de mejores opciones para sus vidas, en la época del auge azucarero cubano en la Primera Guerra Mundical. Fue el primero de cuaro hijos de este matrimonio y tuvo como escenario de su crianza un barracón de colonia Ojo de Agua del antiguo central Ermita, hoy denominado Costa Rica, en la oriental provincia de Guantánamo, en Cuba.

Su niñez transcurrió en la miseria como la de tantos otros integrantes de esta etnia sometidos a la explotación en la república necolonial de entonces. Por eso tuvo que trabajar desde muy joven para alcanzar el necesario sustento familiar.

Para él no hubo juegos infantiles y ni tan siquiera el aprendizaje en una escuela. El rudo ajetreo en los campos cañeros o cafetaleros, tumbando montes, limpiando terrenos, cortando caña o recogiendo, café eran sus actividades cotidianas.

Y trabajó fuerte, codo con codo con su padre, en una pequeña colonia que alcanzó a tener su progenitor en sociedad con otra persona, en Buey Arriba, en la Sierra Maestra.

En el duro bregar por los campos, alcanzó a desarrollar una corpulencia física que le hizo sobresalir donde quiera que se encontraba. Junto a esto, se forjó un carácter jovial y alegre, lo que le granjeó la amistad y buena voluntad de quienes le llegaban a conocer.

Tal característica le vinculó a distintas personas, sobre todo, a quienes por ese entonces tenían ideas socialistas.

Emilio se adentró en esta forma de pensamiento al punto tal que llegó a ingresar como militante en la Juventud Socialista a finales de los años de 1940, y formar parte de la Comisión de Orden y Disciplina de los actos que se realizaban por la organización.

El país vivía convulsionado por una tiranía sangrienta que había asaltado el poder mediante un golpe de estado el 13 de marzo de 1952.

Su horizonte laboral se fue ampliando: trabajó como cortador de caña y pesador, como chofer y peón de la construcción y otros trabajos diversos.

Se decidió y logró establecerse en sociedad en un bar en Manzanillo, pero se desanimó de ello porque no vio en esto un claro futuro. Abandona este negocio y a fines de junio de 1957 se traslada hacia las montañas, en búsqueda de trabajo en los cafetales.

Pero, cuando se adentra en la Sierra Maestra es interceptado por una patrulla de los guerrilleros del Ejército Rebeldeeque luchaban en las montañas contra la tiranía desde el 2 de diciembre de 1956.

Fue interrogado y sus respuestas fueron honestas y sinceras. Posteriormente fue conducido, junto a otros apresados como él, ante la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien les explicó los objetivos de la Revolución que se desarrollaba y les invitó a incorporarse a ella.

Lo destinaron a la Columna Uno ,al pelotón del entonces capitán Raúl Castro Ruz, con la misión de ayudante de ametralladora.

Así comenzó Emilio su incorporación en esta fase de la lucha por la libertad y la independencia de Cuba

Por su fortaleza física, bondad y nobleza, sus compañeros lo bautizaron como “Tangañica”, personaje en boga en una de las aventuras radiales de la época.

Participó en varias acciones y combates en la Sierra Maestra y su arrojo y valentía le valieron para formar parte de la Columna 6 “Frank País”, encabezada por el ascendido a Comandante Raúl Castro Ruz.

Más adelante fue destinado como refuerzo a la Columna 9 “José Tey”. Él participo en el primer ataque al cuartel de Soledad. Más adelante fue destacado en la fábrica de bombas y armamentos establecida en la llamada "Casa de la Tía", en Aguacate.

El día 30 de julio, aniversario de la muerte Frank País, jefe del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Oriente, se escogió para atacar al apostadero de Minas de Ocujal.

En el plan de acción se utilizaría un bulldozer con una bomba colocada en su cuchilla frontal para forzar la entrada al cuartel. Había que prenderle la mecha y el intenso fuego enemigo no daba tregua para efectuar esa operación. Era una misión en extremo peligrosa.

Emilio se ofreció para realizar el encendido de la mecha. Parapetado detrás de la cuchilla avanzó a la par que el bulldozer hacia las filas enemigas. Pero un giro brusco del equipo por un obstáculo en el camino dejó al descubierto el cuerpo de Emilio, quien cayó gravemente herido por el fuego graneado contrario.

Rápidamente fue ayudado por sus compañeros, quienes le retiraron hacia la retaguardia y le asistieron. Emilio, lejos de quejarse por sus heridas, pronunciaba palabras de arenga hacia sus compañeros para que cumplieran la misión de tomar el cuartel, a la vez que daba vivas hacia los próceres de la independencia cubana, Martí, Gómez y Maceo.

Los médicos guerrilleros realizaron ingentes esfuerzos por salvar su vida. Poco tiempo después fallecía.

Con carácter póstumo fue ascendido a Teniente muerto en campaña y, a propuesta del Jefe de la Columna 9 “José Tey” , le fue otorgada la orden “Legión de Honor Frank País”.

Hoy día la condecoración máxima que reciben los afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores Civiles de la Defensa lleva el digno nombre de Emilio Bárcena Pier, y su ejemplo es uno de los baluartes de los trabajadores civiles y de los combatientes, clases y oficiales de las instituciones armadas cubanas.

ADRIEN SANSARICQ, UN HAITIANO EJEMPLAR (29-11-2004)

Adrien Sansaricq, nacido en Jeremie el 16 de agosto de 1936, es uno de los más preclaros ejemplos del protagonismo de los haitianos en Cuba, de internacionalismo y de seguimiento y de las enseñanzas de lucha por la independencia y libertad del pueblo.


Desde muy temprana edad asimiló la triste realidad de explotación y miseria que vivía su país. Durante su etapa de estudiante entre 1951 y 1955, y esencialmente en la fase terminal del Bachillerato en 1955, en el Colegio San Luis de Gonzague, en Puerto Príncipe, se trasladaba con un grupo de sus condiscípulos hasta las áreas salineras a compartir con los trabajadores del lugar.

A contrapelo de ser mulato, sintió como suyos los martirios de todo su pueblo, de negros, de mulatos y de blancos, y se dedicó en cuerpo y alma a tratar de transformar esa realidad.

Por ello escogió la Medicina para su formación profesional, para enfrentar los sufrimientos humanos de los haitianos.

Durante esta etapa de su vida, siendo estudiante universitario en México, donde curso los primeros cinco años de la carrera de médico-cirujano en la Escuela de Medicina, sintió determinados cambios en su pensamiento social y político.

El impacto del triunfo de la Revolución cubana, el primero de enero de 1959, le llegó a su vida como cual brújula en su derrotero. Desarrolló amplias e intensas sesiones de intercambios de conocimientos sobre la realidad cubana y su comparación sobre lo acontecido en Haití bajo el mandato de Francoise Duvalier.

Lo que hasta entonces eran sesiones de discusiones teóricas y alguna que otras acciones políticas acometidas como estudiantes, alcanzó más adelante una forma mejor estructurada al incorporarse clandestinamente, a principios de 1962, en el Partido de la Unidad Popular de Haití (Parti d’Entente Populaire d’Haití) (comunista).

En Cuba se había producido un éxodo de muchos médicos y, como respuesta a ello, profesores de la Universidad Autónoma de México, la comunidad progresista y algunos galenos mexicanos, partieron hacia la mayor de las Antillas para dar su apoyo a la situación de salud cubana.

Adrien, ya casi médico, se hizo el propósito de contribuir también.

Remedaba las enseñanzas de los próceres de la Revolución Haitiana, quienes en distintos momentos de la guerra de los mambises por la independencia Cuba entre 1868 y 1898 brindaron su colaboración tanto a ésta como a los criollos encabezados por Simón Bolívar que lucharon por la independencia de Hispanoamérica.

El ofreció su cooperación solidaria a otra revolución: la cubana, y así lo manifestó a su dirección partidista.

Luego de asistir como delegado al VIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Helsinski, en julio de 1962, representando a la Liga Juvenil Popular de Haití, así como a la Asamblea de la Federación Mundial de la Juventud Democrática, en Varsovia, Polonia, viaja hacia Cuba, a donde llega el 26 de agosto de 1962.

El 21 de Septiembre de 1962 es autorizado a realizar el Sexto año en la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana y, apenas transcurrido un mes, se aprestó a defender el país como tantos otros cubanos durante la llamada Crisis de Octubre. Él se atrincheró como médico en la zona del Mariel, dentro de un batallón de combate y por espacio de cuarenta días.

Arrostró el grave peligro que vivió todo el pueblo cubano, amenazado de ser desaparecido de la faz de la tierra mediante un ataque con cohetes nucleares por parte de los Estados Unidos de Norteamérica.

Y se empleó a fondo en la colaboración en el terreno de la salud en hospitales de la capital del país, en la especialidad de Pediatría.

A pesar de estar exento de ello por su condición de extranjero, Adrien decide participar en lo establecido por la Ley cubana número 723, del 23 de Enero de 1960, mediante la cual se instauró el Servicio Médico Social Rural en Cuba para los graduados de Medicina. Éstos debían prestar sus servicios en tiempo completo y dedicación exclusiva en las comunidades rurales por término de un año, lo que posteriormente se extendió a dos años.

Fue ubicado en un dispensario médico del municipio Manzanillo, en la zona de Santo Domingo, intrincado lugar de la Sierra Maestra, en el Oriente de Cuba. Se dedicó pacientemente a crear las mejores condiciones para su labor entre la población campesina residente en el lugar y se ganó el cariño y afectos de toda esa población.

Y, a la par, se preparó para el enfrentamiento revolucionario a la situación que imperaba en Haití con la dictadura duvalierista, que sojuzgaba a su pueblo y lo sometía a un terrible panorama de crimen y latrocinio.

Plenamente dedicado a las funciones médicas recibe la infausta noticia de que trece miembros de su familia (padres, hermanos, cuñada, tías y sobrinos), dentro de los cuales estaba su hermanita de diez años de edad y sobrinos menores de cinco años, habían sido masacrados en agosto de 1964 en Haití por los esbirros de Duvalier.

En octubre del propio 1964 es relevado en su misión del Servicio Médico Social Rural. Su buen desempeño como galeno le agenció la positiva valoración de los dirigentes cubanos quienes le confiaron la responsabilidad de participar en el grupo de conducción de la Salud en la región de Manzanillo.

Poco después él pasó al Servicio de Higiene y Epidemiología de Manzanillo como su subdirector, a la vez que se desempeñaba como médico de los círculos infantiles de la zona. En marzo de 1965 fue nombrado director del Policlínico de Manzanillo.

Adrien Sansaricq completará otra faceta de la influencia y enseñanzas recibidas de la Revolución Haitiana: la de ser internacionalista.

Conocido se tiene del aporte y participación de revolucionarios haitianos del siglo XIX en las gestas independentistas de América, incluido, su apoyo a George Washington.

Heredero también de esas enseñanzas, respondió afirmativamente y se integró al contingente de cubanos que, con el Comandante Ernesto Che Guevara al frente, apoyaban a la guerrilla del Congo, en el antiguo Zaire, contra los colonialistas belgas.

Junto a otros dos médicos cubanos (los doctores Octavio de la Concepción de la Pedraja y Diego Lagomosino Comesaña) integra el último grupo de galenos que se agrega al conjunto de combatientes en el Congo.

El 17 de septiembre de 1965 llega a Tanzania y, después de varios días de espera y preparación en Kigoma, cruzan el lago y arriban a las costas congolesas, a Kibamba, donde estaba el campamento guerrillero.

Una semana después arriban al campamento de Moja (Comandante Víctor Dreke), en Carula, y éste los conduce hasta donde se encuentra Tatu (Comandante Ernesto Che Guevara), con quien se entrevistan el día 26.

Cada uno recibe instrucciones directas de su misión y un nombre de guerra. A Sansaricq el Che le denomina Kazulu, nombre de una zona del Africa.

A partir de ese momento Adrien Sansaricq despliega diversas e intensas actividades. Desarrolló las funciones de médico en los momentos que así lo requirieron y constituyó un importante puntal de apoyo en la comunicación de la dirigencia cubana en el Estado Mayor con los representantes congoleses, en las tareas de traductor.

Él estuvo presente, desde su llegada, en los distintos momentos cruciales de la contienda. Así fue hasta que del 18 al 21 de Noviembre de 1965 se realiza la retirada de las tropas cubanas participantes en la guerra de liberación de los revolucionarios del Congo.

Sólo la alta confiabilidad que le confirió el Che y la meritoria labor de Adrien permitieron que al final de esta misión el Guerrillero Heroico lo señalara entre los destacados combatientes de esta guerrilla. Así lo reflejó en su diario de campaña de este gesta cuando incluyó a Kasulu al decir:

“Quisiera dejar aquí los nombres de aquellos compañeros en los cuales sentí siempre que me podía apoyar, por sus condiciones personales, su fe en la revolución y la decisión de cumplir con su deber pasara lo que pasara.”

Adrien regresa a Cuba en diciembre de 1965 y continúa sus labores en la Medicina, esta vez, vinculado a la decisión de la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Africa, Asia y América Latina (denominada Conferencia Tricontinental), respecto a la atención de la salud de revolucionarios latinoamericanos y otros en Cuba.

Es ubicado en los Servicios Médicos de una unidad militar hasta fines de marzo, en que es nombrado allí Jefe de esos servicios. En abril de este propio año es ascendido a Primer Teniente.

Contrajo matrimonio y le nació su hijo: Ernesto Adrien, el 31 de diciembre de 1966.

Transcurre el año 1967 y las noticias sobre la caída del Che y demás combatientes en Bolivia le impactan enormemente.

En abril de 1968 deja una carta de despedida a Faustino, el hijo de su esposa que él ha criado, y también para su hijo Ernesto Adrien:

...Tú sabes que en muchas partes del mundo los pueblos luchan por liberarse de la opresión. Tú has oído hablar de los vietnamitas que pelean duramente contra los malos yanquis. En otras partes del mundo hay otros pueblos también que tienen que liberarse y tendrán que pelear tan duro como los vietnamitas contra los yanquis. América Latina es un continente así que necesita liberarse y como yo soy de ahí voy a luchar junto con todos los revolucionarios y junto con el pueblo. Puede ser que sobreviva a la larga lucha que nos espera y en este caso, nos volveremos a ver algún día. Pero si no logro ver el fin de la lucha no nos veremos más y en este caso que ésta carta sirva de despedida.
...Espero que mi actuación sea siempre limpia y que en ningún momento tu tengas que ruborizarte o avergonzarte de mí. Tengo el firme propósito de que sea así.

Sansaricq se infiltra clandestinamente en Haití y desde el primer momento desarrolla, en unión de otros patriotas, la lucha clandestina contra el régimen duvalierista.

El Partido de la Unidad Popular de Haití (Parti d’Entente Populaire d’Haití) hace un llamado el cuatro de agosto para elevar la lucha contra la tiranía.

Él es un militante convencido de la línea de su partido y se emplea a fondo por su cumplimiento. Fue un activo colaborador de las publicaciones clandestinas Voix du Peuple y de Boukan, bajo el pseudónimo de Lilan Toutsos (Estoy en todas las salsas), orientando las acciones contra la tiranía.

El régimen, con la estrecha colaboración de la Administración norteamericana, principalmente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), despliega una intensa labor de penetración y exterminio del movimiento revolucionario y democrático en Haití. Poco a poco va liquidando en 1969 los focos guerrilleros, la resistencia popular y la lucha activa contra Duvalier.

El 14 de Abril de 1969 en Bouthilliers los efectivos del ejército de la tiranía rodearon la casa donde se encontraban Sansaricq y otra revolucionaria, a raíz de la denuncia de un traidor. A partir de entonces y durante dos horas se batieron a tiros contra las fuerzas enemigas, logrando derribar a varios de ellos y al lugarteniente de la tiranía Harve Magloire, quien iba al mando de los soldados.

Escasos de municiones, intentan abrirse paso a tiros para fugarse. Logran salir de la casa hacia un camino próximo. Ella se esconde dentro de una gran tubería pero es descubierta y es apresada.

Adrien es perseguido muy de cerca. Salta un muro y llega al camino en el justo momento en que avanzan carros con un personero de la tiranía. Al descubrir su figura portando un arma le abren fuego. El cae para siempre.

Contaba entonces con 32 años y casi ocho meses de edad.

Como él cayeron en ese 1969, combatiendo o en las cárceles, Gerald Brisson, Jacques Jeannot, Arnold Devilme, Daniel Sansaricq, Alix Lamute, Lamarre St. Germain y tantos otros que engrosaron las filas del martirologio haitiano.

Hoy, jóvenes haitianos y de otras latitudes continúan fieles seguidores del pensamiento revolucionario latinoamericano, en especial, del Comandante Ernesto Che Guevara. Y el coraje y ejemplo de Adrien Sansaricq vive y pervive en los corazones de los hombres y las mujeres que sueñan y luchan por un mundo mejor, tal y cual pensaron y lucharon por su independencia y libertada los revolucionarios haitianos del 1804.

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ARTICULO PUBLICADO EN EL PERIODICO EL HABANERO, EN ABRIL DEL 2004

Sansaricq inició la obra
Por Joel Mayor Lorán

[17.04.2004]-Hora 12:00 m de Cuba

Adrien Sansaricq escogió el camino marcado por hombres y mujeres altruistas de muchas generaciones. Este médico haitiano quizás no soñó siquiera que al ofrecer sus servicios en Cuba, tras el éxodo de galenos en los primeros años de la Revolución, participaba de los cimientos de la colaboración médica cubana.

Llegó al país en 1962 y fue destinado a la región oriental. Su destacada labor propició que ocupara responsabilidades en centros rurales de salud. Luego, al llamado del Che, se incorpora a la guerrilla que apoyaba al movimiento de liberación nacional en Zaire, hoy República Popular del Congo.

Pero este ejemplo de revolucionario e internacionalista no podía sustraerse de una lucha iniciada mucho antes: el enfrentamiento de su pueblo contra el régimen dictatorial duvalierista. Regresó y murió peleando.

El pasado 14 de abril se cumplieron 35 años de aquel día, y correspondió a los artemiseños conmemorar la fecha, en nombre de haitianos, cubanos y latinoamericanos, explicó Orlando Álvarez, primer secretario del Partido en el municipio.

¡Ningún homenaje mejor que las palabras de Sergio Rodríguez, Licenciado en Enfermería, quien puso sus conocimientos al servicio de la comuna Baie de Henne, una de las más pobres de la nación de Sansaricq! ¡O las de Yaquelín Hernández, directora de la única institución de salud en el mundo que lleva su nombre: un policlínico de Artemisa!

Al acto escenificado en la Villa Roja acudieron Iván Ordaz y Evelio Saura, primer secretario del Partido en La Habana y presidente del Gobierno, respectivamente, una representación de haitianos residentes en Cuba y otros que estudian aquí, integrantes de la guerrilla cubana en el Congo y profesionales que conocieron y trabajaron con Sansaricq.

JOSE A. MARTINEZ ALCANTARA, EL INTERNACIONALISTA (22-10-2004)

Significó mucho para mí cumplir la misión a la que me mandó la Revolución en Angola, como combatiente reservista.

Allí libré acciones directas combatiendo al enemigo de ese pueblo africano, pagando, como ya se ha dicho por Fidel Castro, esa deuda moral que tenemos los cubanos con los hijos de Africa que fueron arrebatados por la fuerza por los colonialistas, y traídos como esclavos tanto para Cuba, como para Haití y las demás zonas del Nuevo Continente.

Soy trabajador de la empresa ECOI-18, de Florida, Camaguey, en el Contingente Julio Sanguily. Antes trabajé en la Empresa de Cultivos Varios de Florida, en la que dediqué parte de mi juventud, participando directamente en labores de construcción.

A lo largo de los años he participado en la construcción de muchas de las escuelas y viviendas que hoy cuenta este municipio de Florida.

Soy hijo de haitianos. Mi padre se llamaba Medeise Almazan y le decían Chode. Nació en O Cayes. Mi abuelo, Camile Almazan , también de O Cayes, vino hacia Cuba en 1902, después regresó a Haití e hizo un par de viajes más a Cuba.

En 1948 vinieron a Cuba y entonces, se quedaron aquí. Se establecieron en Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba, para la recogida de café. Después se trasladaron hacia la colonia Santiago Pérez, en el actual municipio Carlos Manuel de Céspedes, provincia de Camaguey, donde se incorporaron al corte de caña y otras labores agrícolas como la chapea, surque de caña y otras tareas.

Mi padre se casó con mi mamá, una cubana, en Vega Honda, en Palma Soriano, antigua provincia de Oriente. Después se mudaron para Florida, en Camaguey.
Nací en 1955.

Ellos me dieron una educación que fue más allá de la que recibí en la escuela. Me prepararon para la vida, para el trabajo. Mi padre me enseñaba ha hablar en creole y me insertó en los primeros pasos y participé en algunos cortes de caña aún siendo menor.

Pero ello no impidió que siempre velara porque yo estudiara. Luchó mucho porque alcanzar los estudios superiores.

Mi padre nos narraba cómo era la vida en Haití, cómo se trabajaba allá, cómo se ayudaban unos a otros, cómo compartían sus terrenos y los cosechaban. Tenían, incluso, trapiches criollos y molían la caña.

También contaba sobre la venta que se hacía de los productos. Decía que se reunían en un lugar determinado como especie de un mercado, para vender los productos. Constantemente nos hacía anécdotas sobre eso y nos enseñaba, incluso, fotos que conservaba de esa época.

Estudié la enseñanza media superior en La Habana y continué y me gradué como Ejecutor de Obra Civil, mi actual profesión.

Me encontraba trabajando en la Empresa de Cultivos Varios de Florida me seleccionaron para cumplir la misión internacionalista en Angola.

Participé en aquella contienda y tuve un desempeño que fue reconocido. Tengo cinco o seis medallas, dos o tres estímulos y medallas de Primera Clase, como la Medalla Antonio Maceo, la Medalla Distinguida de Angola Agostino Neto, recibida por una labor realizada allá, y recientemente me hicieron llegar y entregaron aquí en Cuba la Medalla de la República Popular de Angola.

Cumplí sencillamente con la Revolución, su mandato de internacionalismo proletario, al igual que miles y miles de cubanos que han actuado en defensa de la Revolución, como ahora lo han mostrado los cinco cubanos prisioneros del imperio por haber luchado contra el terrorismo en los propios Estados Unidos de Norteamérica.